El desarrollo de Internet y su uso es uno de los factores que más está afectando en el funcionamiento de la sociedad. Es enorme el impacto social que están teniendo las nuevas tecnologías y las transformaciones que estas provocan en ámbitos tan comunes como es el trabajo, ocio, consumo o en las relaciones familiares.
A medida que surgen avances en tecnología y el incremento del consumo de dispositivos inteligentes se confirma la tendencia hacia el “Internet de las Cosas (IoT)”. Esta nueva tendencia está centrada en las personas, procesos y objetos.
El Internet de las Cosas (IoT) hace referencia a una red de objetos de uso cotidiano, interconectados entre sí. Se trata de una nueva tendencia que surge tras el desarrollo del Smartphone, y que afecta a diferentes sectores, como la industria, la sanidad, la administración pública…
El desarrollo del Internet de las Cosas necesita redes de comunicación M2M seguras, para convertir un objeto en inteligente a partir de sensores, que recogen los datos para tratarlos y convertirlos en información útil. A partir de la combinación de dispositivos, sensores, redes avanzadas de comunicación y plataformas de gestión y procesos basados en el Big Data que hacen posible el almacenamiento y procesamiento de los datos.
Las ciudades inteligentes, Smart Cities, son un ejemplo de la aplicación del IoT (Internet of Things).
En las ciudades inteligentes, el uso de dispositivos, sensores, plataformas de gestión… hacen que la ciudad mejore la calidad de vida del ciudadano, crece las posibilidades de los negocios con la aparición de nuevas tendencias de mercado y, sobre todo, el objetivo de las Smart Cities, es prestar servicios de forma más eficiente y sostenible. Entre los servicios en los que puede aplicarse el IoT puede ser la eficiencia en el suministro y consumo de energía, transporte, seguridad ciudadana, creación de entornos empresariales, gestión de aparcamientos, movilidad, gestión del mobiliario urbano… La aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en las ciudades inteligentes las hacen ser más sostenibles, eficientes, interactivas y seguras.
Otro ejemplo de aplicación del Internet de las Cosas es la “domótica”, consiste en un ecosistema mundial de objetos físicos, conectados entre sí, capaces de percibir, procesar y comunicar datos entre ellos, sin intervención de una figura humana, además permite monitorizar procesos para tomar decisiones de forma automática.
Son miles los ejemplos que podemos poner para explicar las aplicaciones y usos que podemos dar al Internet de las Cosas, aunque su mayor beneficio es la gestión de grandes recursos, como grandes ciudades, convertidas en inteligentes gracias a la red, capaces de optimizar de manera automática sus recursos de energía o agua.
El Internet de las Cosas aporta además otros beneficios, una vida más cómoda en el hogar y en el trabajo. Las organizaciones que sepan aprovechar las conexiones entre personas, procesos, datos y objetos obtendrán mayores beneficios. Para ello, las compañías tendrán que invertir en infraestructuras y herramientas tecnológicas de alta calidad para diseñar estrategias efectivas en la gestión de la información.
En CIC Consulting Informático estamos implementando esta tecnología en diferente proyectos y sectores con nuestro software de monitorización que integra, analiza y procesa los datos recogidos por sensores que hacen a los objetos inteligentes.